Tanta riqueza natural durante siglos se ha traducido en una herencia culinaria entre las más ricos de Italia, las cuales van desde el vino (se trata de una región productora de excelentes vinos) hasta los quesos, especialmente maduros. Estos últimos ocupan una parte muy importante en la escena gastronómica piamontesa, ya que en esta región se encuentran más de un centenar de diferentes tipos de productos lácteos, los cuáles con el tiempo se han convertido mundialmente famosos y muchos de ellos han adquirido la denominación DOP y DOC. De hecho, la historia lechera del Piemonte tiene orígenes muy antiguos, se considera que la transformación de la leche en queso parece remontarse al año 5.000 a.C. antes de Cristo. En cualquier caso su producción ya se había establecido en la época romana porque sabemos que Aníbal, desciendo de los Alpes para conquistar Roma, se detuvo en Susa (donde se produce la toma) para refrescar a su cansado ejército.
Sin embargo, fueron los romanos quienes introdujeron nuevas técnicas en los territorios del norte, las cuáles se definen y se desarrollan por la misma población durante la Edad Media, dando como resultado especialidades que todavía resisten el paso de los siglos, como el Stracchino, Gorgonzola, Parmigiano y la Toma. Luego, durante el Renacimiento, estos excelentes productos – gracias a la expansión gradual del comercio- se extienden en gran medida y adquieren cada vez más valor, tanto que llegan a introducirse en las mesas de la nobleza. Para hacer una idea de la importancia que adquieren, en el siglo XIV Pantaleone – importante doctor en Turín – escribió un tratado dedicado exclusivamente a la leche y los productos lácteos destacando sus cualidades y propiedades nutricionales. Desde entonces hasta hoy, no han cambiado mucho y la mayoría de los quesos de especialidad piamontesa que se producen todavía se consideran entre los más prestigiosos del Made in Italy. Una rica y floreciente región, un tesoro italiano en todos los aspectos, tan valiosa como el queso legendario que produce.