La planta de cacao tiene orígenes muy antiguos y, según algunas investigación botánica, la planta apareció hace 6.000 años en el rio amazonas y en el rio Orinoco. Las primeras personas que cultivaron la planta fueron los mayas en el año 1.000 a. C. Según la leyenda azteca, los orígenes de la planta están relacionados con la muerte de una princesa que sacrificó su propia vida para no revelar a sus enemigos la posición de un tesoro escondido que su marido había dejado para ella. La leyenda dice que una planta creció de sangre de la mujer joven. Una planta cuyo fruto contiene semillas de cacao: tan amargas como el sufrimiento, tan fuertes como la virtud, rojas como la sangre. Después de los mayas, los aztecas también empezaron a cultivar el cacao y, más tarde, se iniciarían con la producción del chocolate, asociado con Xochiquetzal, la diosa de la fertilidad. El cacao fue ofrecido a los dioses junto con el incienso y, algunas veces, era mezclado con la sangre de los sacerdotes. En las Américas, el chocolate también fue consumido como una bebida, con sabor a vainilla, pimienta negra y chile.
En 1802 Bozelli inventó una máquina para purificar el cacao y mezclarlo con el azúcar y la vainilla, pero no fue hasta 1820 que se desarrolló y, la primera barra de chocolate comercial, se produjo por en Inglaterra. En 1826, Pierre Paul Caffarel comenzó la producción de chocolate en grandes cantidades, gracias a una nueva máquina capaz de producir más de 300 kg de chocolate al día. En 1828, el holandés Conrad J. van Houten patentó un método de extracción de la grasa de los granos de cacao, convirtiéndolo en polvo de cacao y manteca de cacao. El mismo método azteca que todavía hoy se utiliza en Modica para producir chocolate. Así pues, el chocolate que nos encontramos hoy en día en el mercado, es el resultado de una gran cantidad de experimentos de producción que lograron con éxito la extracción de la semilla de cacao y su mezcla con otros ingredientes. Esta producción ha sido posible gracias a la amplia difusión de este producto entre la población de principios del siglo XIX.