Degustar el street food de Palermo es sin duda una manera inusual y agradable para visitar la ciudad y conocer su centro histórico, los antiguos palacios, las iglesias y los monumentos, degustando los típicos sabores sicilianos durante un relajante paseo por los característicos mercados de la ciudad.
No por nada, esta ciudad es conocida como una de las 5 capitales de la Street Food, gracias a las delicias culinarias conocidas en todo el mundo, las primeras entre todas las Arancine y las Stigghiole. Pero no termina aquí, porque en Palermo son realmente muchas las recetas típicas dulces y saladas, que sobre todo los aficionados del buen gusto apreciarán mucho.
Visitar Palermo: conocer la capital siciliana a través de su cocina
Palermo es una ciudad de historia muy antigua, habiendo sido dominada por numerosos pueblos, cada uno de los cuales ha dejado una señal de su propia cultura. Pero admirarla sólo por su belleza artística-cultural sería reductiva, porque su cultura culinaria tiene mucho que contar sobre esta encantadora perla siciliana.
Los históricos mercados palermitanos, por ejemplo, representan una etapa obligada para quien quiere conocer los secretos más antiguos de la ciudad, contados a través de la abbanniata, es decir, la manera siciliana de proponer sus productos a los transeúntes gritando la calidad y la frescura.
Descubrimos 3 interesantes itinerarios que los amantes de la comida y de los sabores más tradicionales no pueden perderse.
El street food de Palermo entre los antiguos mercados
Descubramos juntos los mercados palermitanos, donde todavía hoy es posible saborear la verdadera esencia del street food de Palermo, que ha permanecido siempre fiel al pasado a pesar del continuo aumento del turismo de masas.
Mercado Ballarò
El Mercado Ballarò es una de las principales etapas a realizar si usted decide visitar Palermo. Su historia nació hace casi mil años, precisamente, en la época del dominio árabe en Sicilia. El nombre original, Suq-Al-Balhara, significa literalmente el Mercado de los Espejos y una vez fue el lugar donde los comerciantes árabes vendían especias y productos diversos.
Apenas llegados a este lugar de la atmósfera típica de aquellos tiempos lejanos, nos encontramos recorriendo una serie de callejones llenos de puestos que exponen exquisiteces de todo tipo. Por supuesto, se puede definir como uno de los mejores lugares para disfrutar de la comida callejera palermiana y al mismo tiempo admirar las iglesias y monumentos de los que es rico el barrio.
Entre estos, dignos de mención son la Iglesia del Carmine Mayor, la Torre de San Nicolás y el complejo monumental de Santa Clara. Y entre una visita y otra, ¿cómo no detenerse un momento a saborear el sfincione, el pan con el bazo y otra vez las pannelle y crocché?
Mercado del Cabo
La segunda etapa es el Mercado del Cabo, situado en la zona norte del centro histórico de Palermo, que va desde el Teatro Massimo hasta la Catedral. También se caracteriza por un laberinto de calles llenas de puestos de colores y completamente rodeadas de antiguos palacios y hermosas iglesias.
No se debe perder al menos un gusto de la famosa stigghiola (tripa de cordero o cabrito asado) y del mussu y carcagnulo (cartílago de hocico y patas de cerdo).
Mercado de la Vucciria
El Mercado de la Vucciria, que se extiende desde la calle Argenteria hasta la plaza Garraffello, toma el nombre del francés Boucherie (carnicería), ya que inicialmente se destinó exclusivamente a la venta de carne. En la actualidad, el antiguo mercado ha cambiado de rostro y, aun conservando su aspecto sugestivo, se ha convertido en un verdadero paraíso para los aficionados a la comida callejera.
Es interesante saber que en sus alrededores es posible visitar lugares históricos de cierta importancia, como el Callejón de la Rosa Blanca, la Iglesia de Sant’Eulalia, la Plaza del Garraffo, el Callejón de los Travicelli y la Calle de los Bambinai. Naturalmente, también aquí es obligatorio degustar productos sicilianos doc, como los famosos cannoli sicilianos y la cassata.
Visitar Palermo quiere decir sumergirse en el corazón de sus históricos mercados, auténticos momentos vivientes capaces de contar las más antiguas tradiciones de su pueblo en un excurso pintoresco, folklorico y ¡de sabor…!