El invierno es un periodo para viajar. Aunque el veranos sea la época preferida para muchos para viajar, también los meses más fríos descubrir nuevas ciudades italianas es una experiencia única. No solamente en Navidad o en la temporada de esquí, si no también en este periodo del año las ciudades italianas sorprenden a los visitantes con sus grandes obras de arte y sus maravillas naturales y gastronómicas. Todo ello es una atmósfera urbana frenética y tradicional al mismo tiempos, pero también confortable y acogedora.
Aosta
Rodeada por los Alpes Occidentales, Aosta ofrece al visitante una magnificiencia sin igual, gracias a la Porta Pretoria, el Teatro y el Anfiteatro Romano. Pero también con la belleza de la Colleggiata de Sant’Orso y su famoso claustro románico y el elegante casco histórico. Las especialidades de la cocina regional son la fondue de queso, que alivia el frío invernal, y el café alla valdostana.
Torino
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La capital del Piamonte ofrece lo mejor de sí misma en invierno. La ciudad de la Molle Antonelliana regala alvisitante una sobria elegancia visible en su casco histórico, lleno de cultura, historia, arte y gastronomía. De este modo, lugares como Piazza San Carlo, Piazza Vittorio, la Gran Madre, el Castillo, la Mole con su Museo del Cine y otros miles de atractivos turísticos hacen de esta ciudad un lugar especial digno de ser visitado.
Limone sul Garda
En la provincia de Brescia, en Lombardía, Limone aparece en la rivera del Lago de Garda, en un magnífico contexto natural. Pero este pequeño centro es también un pueblo con mucho encanto, con un clima templado, gracias al lago, y una exhuberante vegetación mediterránea.
Verona
La ciudad de Romeo y Julieta es una meta indiscutible por su aire romántico y sus bellezas artísticas y culturales. Un paseo descubriendo la elegancia de la ciudad, que se concretiza en la belleza arquitectónica de la Piazza delle Erbe o de la Arena romana o incluso en el Puente de Castelvecchio, al igual que en el antiguo palacio en el que se cuenta vivió la Julieta de Shakespeare.
Bologna
Bolonia, la capital de Emilia Romaña, puede presumir de un grandioso pasado de cultura universitaria y enogastronómica. No hay que perderse la Piazza Grande, con la Fuente de Neptuno, los antiguos palacios, la Basilica de San Petronio, la Torre degli Asinelli y la Torre della Garisenda. Igualmente, hay que pasar por las osterías y los restaurantes en los que cada día se hace honor a una de las cocinas más sabrosas de Italia.
Spoleto
La Rocca Albornoz, la Catedral de Santa Maria Assunta, el Teatro Romano y el Museo Arqueológico son algunas de las metas imperdibles que hay en Spoleto, una de las grandes perlas de Umbría. Un destino que no hay que perderse del centro de Italia.
Ascoli Piceno
Ascoli Piceno, en las Marcas Vaticanas, es una ciudad un poco aislada sin muchos turistas. Llena de historia y de arte, en Ascoli Piceno sobresalen los palacios y los edificios históricos, iglesias y torres medievales junto con plazuelas, callejuelas y pórticos. El casco histórico, en torno a la Piazza del Popolo, es uno de los más bellos de Italia, a lo que se suma la Piazza Arringa, la Pinacoteca y los pequeños templos de Sant’Emidio.
Sulmona
Sulmona, en Abruzzo, tuvo para el poeta latino Ovidio un encanto especial. Su casco histórico, un mundo de calles y callejuelas, lleno de edificios históricos, un acueducto medieval e iglesias. En invierno, Sulmona revive gracias a una serie de eventos folclóricos y tradicionales como el torneo caballeresco y la Virgen que escapa. Todo ello sin olvidar la cocina regional.
Sutri
El invierno otorga a Sutri, en el Lacio, un encanto especial. Así, se resalta la magia del Anfiteatro y de la necrópolis etrusca, la maravillosa Villa Savorelli, la Catedral de Santa Maria Assunta y la iglesia rupestre de Santa Maria del Parto. En Sutri la historia y el poder de los papas es todavía visible.
Cagliari
Italia y sus maravillosas islas mayores. De este modo, Cagliari, capital de Cerdeña, es un destino indiscutible que a la belleza de sus barrios históricos añade el encanto de la arqueología, la Ciudadela de los Museos, y la maravillosa playa de Poetto. Y además, algo que no puede faltar, es una cita con la cocina tradicional, llena de sabores jamás probados.