La cafetera napoletana, también conocida como Cuccumella en Nápoles, fue inventada antes que la famosa moka fuera desarrollada por Alfonso Bialetti. Fue el francés Morize quien la inventó en 1819 y, durante mucho tiempo, fue la única máquina que se utiliza en Italia para la preparación del café. Aunque hoy en día existen varios fabricantes de café en el mercado, los más tradicionales todavía prefieren este tipo de máquina, debido a que el café hecho en la Cuccumella tiene un sabor particular, es más rico y más intenso que el espresso con un aroma de menor intensidad pero más complejo.
La máquina de café napolitano está formada por cuatro elementos que encajan todos entre sí:
– El contenedor de café, con la forma de un cilindro hueco abierto por un lado y con el otro lado perforado de manera que permita el paso de agua en ebullición
– El filtro que contiene el polvo de café
– El depósito de la bebida que retiene la bebida en sí
– El depósito de agua equipado con un mango curvo y un pequeño agujero
– La tapa para cerrar el café
El café napolitano requiere más tiempo para prepararse. El primer paso es llenar el depósito de agua hasta 4-5 mm desde el orificio situado en la parte superior. A continuación, enroscar el filtro y bloquear los dos depósitos. A continuación, colocar la cafetera en los fogones hasta que el agua comience a hervir. Sabrás está hirviendo observando el vapor que saldrá liberado por el agujero. Una vez que el agua está hirviendo, retirar del fuego y darle la vuelta rápidamente, de modo que el agua pueda caer a través del filtro que contiene el café en polvo y escurrirse en el depósito inferior. Este descenso dura de 5 a 10 minutos. Además, según la tradición napolitana, hay un elemento importante que puede ayudar a mantener el aroma de la bebida durante esta fase final: la adición del «coppitello», un pequeño cono de papel en el extremo de la boquilla. Después de permitir el descenso durante algunos minutos, la bebida ya está lista para disfrutarla.