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Cornicello napolitano: el cuerno de la fortuna

El cornicello, en dialecto napolitano “o curniciello, también llamado cuerno de la fortuna, es un objeto con carácter mágico y místico con una larga historia.

En la ciudad de Nápoles se usa para defenderse de la mala fortuna, el mal de ojo y las influencias negativas.

 

Su origen se remonta, al menos, a hace 3500 años, durante el Neolítico, cuando se ponía fuera de la puerta un objeto con forma de cuerno para garantizar la fertilidad y el bienestar. El cuerno recordaba la fuerza de los animales y sabemos que la riqueza y el bienestar de una família se medían según el número de animales y los recursos alimenticios y agrícolas. Además, la grandeza del cuerno era un elemento indispensable: cuanto más grandes más fuerza representaban, por lo que se convirtió en un elemento esencial de los guerreros. Sin embargo, hay que decir que el cuerno tiene la forma de una pimiento `picante o chile. Esta forma, junto con la del cuerno, tiene especiales referencias sexuales: el chile tiene propiedades afrodisíacas y recuerda al culto del dios greco romano Príapo. Es una representación fálica de color rojo relacionada con el culto de la fertilidad. Además, se puede ver en muchas casas de Pompeya y Herculano sobre las paredes. Príapo además de ser el dios de la fertilidad, era el protector de las tumbas y defendía a los mortales del mal de ojo. Por lo que esta antigua tradición, que en Nápoles tiene su máxima expresión, pasa a través del culto de Príapo, divinidad venerada en la que siglos ha fue llamada Parténope y después Neapolis.

 

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Con el pasar de los siglos este elemento pasó a tener un uso cotidiano bajo la forma de amuletos que representaban pequeños cuernos que posteriormente se convirtieron en joyas hechas con materiales preciosos. El empleo del coral, cuyo color rojizo se asocia al cuerno de la fortuna, se remonta al Medievo, momento en el que este material se considerava adecuado para alejar el mal de ojo. Igualmente, el rojo es el color de la sangre, y por ello la vida, incluso, la sangre de los enemigos abatidos.

 

La tradición habla de una serie de características que tiene que cumplir este cuerno para que traiga suerte: tiene que ser rígido, estar vacío, con forma sinusoidal y en punta. Además, tiene que estar hecho a mano, es decir, ser artesanal, y tiene que ser un regalo.

 

Que este cuerno esté todavía muy vivo en la tradición napolitana es un hecho indiscutible: se puede encontrar en todas partes, con muy variadas formas, decorado de mil maneras distintas, y tanto en tiendas de bisutería como en joyerías. Cada uno es libre de usarlo como quiera.

Como decía el gran actor y director teatral Eduardo de Filippo “Ser supersticioso es de ignorantes, pero no serlo no trae buena suerte”.

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