En muchos pueblos de Cerdeña, la Semana Santa es uno de los momentos más esperados del año, marcada por las tradiciones místico-religiosas que caracterizan la Cuaresma.
Cada pueblo, desde los de la costa hasta los del interior, celebran ritos y ceremonias que tienen sus raíces en los tiempos de la dominaión española y catalana de la isla, cuyo eco se expande por las calles gracias a los rezos y las letanías ancestrales.
Sa Pasca Manna
La fiesta tradicional de a Pascua, también llamada “Sa Pasca Manna”, supone un ritual muy sentido en Cerdeña, tanto para los creyentes como para los no creyentes, gracias a todas y cada una de las experiencias en las que participan todos los habitantes.
La Pasión de Cristo se revive en las penitencias y los ayunos practicados en toda Cerdeña y llega a su ápice el Viernes Santo, la noche en la que el Crucifijo desfila por las calles de los pueblos y las ciudades seguido por la Virgen María rota de dolor.
Sa Pramas e is Nenneres
La Semana Santa inicia el Domingo de Ramos, momento en el que los protagonistas son los Frailes Capuchinos y la Madre Superiora de Sa Prama.
En algunos pueblos, como en Laconi, hombres y mujeres se dedican en cuerpo y alma al ritual de Sa Pintadura de Sa Prama, es decir, a la decoración de los ramos con lazos y alegorías como Sa Cocciula, enriquecida con is Pitzicorros y Su Pàssiu, es decir, la Cruz,Su Calixi o el Cáliz, Su Sole y Sa Nuxi, el nogal.
Los nenneres o brotes de grano decoran el sepulcro de Cristo durante el ritual del Jueves Santo. En este caso, el brote de grano aparece diáfano, ya que durante 30 ó 40 días antes el grano germina, generalmente debajo de una cama, en la oscuridad de un simbólico sepulcro.
Is Baballottis e is matraccas
El Martes Santo se celebra la procesióm de los Misterios con los siete simulacros que recuerdan la Pasión de Cristo, llevados al hombro por is Baballottis, es decir, una serie de personas con túnicas blancas y un sombrero de capuchino que simbolizan las almas en pena por el asesinato de Cristo.
Durante el crepúsculo del Jueves Santo, las zonas del Sulcis Iglesiente se llenan de Baballottis que acompañan el simulacro de la Virgen Dolorida que busca a su hijo por las iglesias de la ciudad y se mueven al son de tambores y matraccas, antiguos instrumentos con ruedas dentadas sobre un soporte de madera que cuando ruedan crean un ruido ensordecedor.
La procesión de los misterios, s’Iscravamentu
Entre los eventos más esperados se encuentra la procesión de los Misterios, una liturgia que recuerda el día en el que Cristo, según narra El Evangelio, intervino a favor de ,os mercaderes, qie fueron expulsados de la ciudad por haber transformado el templo en un mercado.
Otro rito mu sentido es s’ Iscravamentu, es decir, la deposición de Jesús de la cruz, que se celebra después de la procesión del Calvario del Sábado Santo. De hecho, etimológicamente, la palabra Scravamentu o Iscravamentu deriva del término sardo moderno cravai, es decir, “quitar”.
Según los testimonios de los Evangelistas, Jesús murió en la cruz a las tres de la tarde de un viernes.
Poco después, le sacaron el corazón y lo bajaron de la cruz. Se hacía de noche y con el anochecer la obligación de reposo absoluto el sábado impuesto por los judíos. El cuerpo de Cristo fue limpiado, envuelto en una sábana y sepultado debajo del lugar del suplicio. El Sábado Santo, según los datos históricos, fue una jornada de silencio y espera. Espera por la resurrección, sucedida en las primeras horas del Domingo de Pascua.
El cuerpo en Simulacro se lava y se baja de la cruz por los fieles que posteriormente lo tumban y lo llevan a la espalda en procesión durante la Vigilia Pascual.
S’Incontru e s’Inserru
Durante la noche del sábado, en el Canto de la Gloria, entra en las iglesias el cuerpo de Cristo Resucitado, mientras que la mañana del Domingo de Pascua, el simulacro de la Virgen encuentra el de su Hijo Resucitado en la plaza principal de las ciudades, acontecimiento acompañado de la emoción y el clamor de la gente en lo que se llama S’ Incontru (el encuentro). Las dos estatuas se dirigen hacia la iglesia principal de cada pueblo o ciudad y en ella se celebra la Santa Misa, comenzando así la celebración de la Resurrección.
Los ritos finalizan el Martes después de Pascua con la procesión de S’Inserru, cúlmen máximo de un periodo místico y sagrado como la tierra en la que resucita.