El vino forma parte de la cultura italiana desde hace milenios, es al mismo tiempo el compendio ideal de la cocina italiana y la expresión del territorio, así como todo un sector del Made in Italy apreciado, reconocido y reconocido en todo el mundo. Entre las cepas de mayor orgullo y tradición destaca el Barolo, punta de diamante tanto del Piamonte (donde se produce) como de toda la cadena vitivinícola italiana. Recuerde beber responsablemente y descubra con nosotros la historia y las características de este vino único.
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Conocido como el «rey del vino y el vino de los reyes», el Barolo se produce solo con uvas Nebbiolo en pureza y es muy querido no solo por su muy alta calidad, sino también por su cultura y larga tradición. No por casualidad, en 1966 obtuvo el reconocimiento de la primera Doc (Denominación de Origen Controlada) y en 1980 de la Docg (Denominación de Origen Controlada y Garantizada). La fundación del Consorcio, sin embargo, a pesar de que se remonta a 1934, fue reconocida oficialmente en 1947 y, en 1994, la entidad tomó el nombre de Consorcio Tutela Barolo Barbaresco Alba Langhe y Roero convirtiéndose, Por lo tanto, Consorcio también de territorio y no solo de denominación.
Orígenes e historia del vino Barolo
Como se mencionó, el Barolo es conocido como «el rey de los vinos y el vino de los reyes»; esto se debe a que no solo le gustó por primera vez fue Carlo Alberto de Saboya, pero, Posteriormente, fue precisamente a base de Barolo que Vittorio Emanuele de Saboya y Camillo Benso Conte di Cavour brindaron por la unidad de Italia.
Los orígenes del Barolo, en cualquier caso, son mucho más antiguos: de hecho, se remontan a unos 2500 años cuando los Liguri Stazielli crearon las primeras plantaciones rudimentarias de viñas para el cultivo de la vid. Los primeros admiradores del vino producido fueron los galos, pero, muy pronto, las Langhe se convirtieron en objeto de deseo de los romanos, tanto que, al regresar de la Guerra Galica, Julio César decidió llevar consigo a Roma buena parte de la producción vinícola de las mismas.
Aunque el período de mayor éxito tanto para el cultivo de la uva como para la producción del vino se remonta al Renacimiento, la verdadera historia del Barolo comienza con el matrimonio de Carlo Tancredi Falletti de Barolo con Juliette Colbert, En ocasión de la cual la marquesa regaló 150.000 litros de vino a Carlo Alberto de Saboya; este último se enamoró perdidamente de la bebida, hasta el punto de decidir comprar la finca de Verduno para producirla personalmente.
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Según los relatos, la salida del primer vino Barolo procedente de la bodega de los marqueses fue encargada precisamente por Camillo Benso conde de Cavour que, con el apoyo del enólogo francés Louis Oudart, introdujo un nuevo tipo de vinificación.
A partir de este momento nace el Barolo tal como es actualmente desconocido, buque insignia del Piamonte y orgullo de toda Italia.
¿Dónde y cómo se produce el vino Barolo?
El vino Barolo se produce con uvas Nebbiolo, lo que demuestra el profundo vínculo con su tierra de origen. Este aspecto también está relacionado con el hecho de que la vid es muy frágil y los racimos necesitan mucho tiempo para madurar, pero, Afortunadamente, la presencia de valles y colinas y un clima templado frío continental permiten que las uvas desprendan aromas particularmente finos e intensos.
Estos territorios particularmente favorables están presentes en 11 municipios de Langhe, a saber, Barolo, Castiglione Falletto, Serralunga d’Alba y en parte el territorio de los municipios de Monforte d’Alba, Novello, La Morra, Verduno, Grinzane Cavour, Diano d’Alba, Cherasco y Roddi.
Características organolépticas del vino Barolo
Las peculiaridades del vino Barolo son extremadamente reconocibles: tiene un color rojo granate con reflejos que apuntan a la naranja y presenta un ramo complejo, rico en notas florales y afrutadas acompañadas de tonos especiados. Su sabor es elegante y persistente, lo que lo convierte en uno de los vinos más nobles de todo el Piamonte.
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Existen dos versiones de Barolo: la tradicional y la Riserva, ambas de gran estructura y perfectamente adaptadas a las grandes ocasiones. La diferencia entre las dos es que, mientras que el Barolo tradicional se refina durante al menos 3 años, de los cuales al menos 18 meses en barrica de roble el Barolo Riserva pasa a madurar 5 años, de los cuales 18 meses, siempre en barrica de roble.
Cómo combinar el vino Barolo con la comida
Al tratarse de un vino caracterizado por una gran estructura y un cierto espesor, el Barolo se combina agradablemente con platos muy elaborados. Muchos prefieren beber este vino en invierno, durante el cual es más fácil preparar y consumir alimentos más sustanciosos y con más cuerpo.
El Barolo es un vino marcadamente tánico, por lo que necesita una atención especial para que su sabor y, en general, sus características se puedan apreciar mejor. Es por eso que es mejor disfrutarlo con primeros platos sazonados con salsa de carne y segundos platos a base de carnes rojas asadas, asadas y de caza. No hay que subestimar, además, la combinación entre Barolo y quesos curados, trufas y setas.
Para disfrutarlo mejor, se recomienda descorchar la botella al menos una hora antes del consumo y servir el vino a una temperatura de alrededor de 18°C dentro de copas anchas precisamente para vino tinto, capaz de recoger el perfume y conservarlo a la perfección.