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La fundación de Roma

 

Si hay una leyenda que todos los niños italianos conocen, esta es la historia de Romolo y Remo, los fundadores de Roma. Parte del motivo, es que no hablamos de un simple mito, sino de la historia del nacimiento de una capital, del corazón de imperio que aún se respira en el país gracias a sus restos arqueológicos. Otro motivo, es que los narradores más famosos de todos los tiempos han trabajado conjuntamente para perfeccionar la leyenda que ha continua siendo imprecisa a través de los siglos, del siglo III Ac hacia delante. Existen innumerables variantes de la historia principal, pero todas tienen la misma esencia.

 

Romolo y Remo son dos hermanos gemelos nacidos de Rea Silvia, la hija de Numitor. Este, era el rey legítimo de Alba Longa, una ciudad-estado fundada por el hijo de Enera, que a su vez era el hijo de Venus, aventuras de la cual son narradas en la Eneida. Numitor había sido exiliado por su malvado hermano Amulio, que obliga a Rea Silvia a convertirse en una Vestal, es decir, en una sacerdotisa virgen para impedirle que tuviera un hijo que pudiera reclamar el trono.

Sin embargo, la muchacha era tan hermosa que el dios Marte, que ardía en deseos para estar con ella, y la violó al reparo de un bosque sagrado. El resultado de este encuentro fueron Romolo y Remo y,consecuentemente, Amulio ordenó que Rea Silvia fuera ahogada (después fue resucitada por piedad por partes de la misma agua) y quiso deshacerse de los niños siguiendo un plan un poco retorcido. Meterlos en un cesto de paja y que, después, un esclavo en el rio Aninen los dejara llevar por la corriente.

 

Sorprendentemente, los niños sobrevivieron a las aguas del rio, y el cesto fue arrastrado en una cueva llamada Lupercale, dado que allí se veneraba al dios lobo Luperculus. Fue aquí, donde los niños- realmente hambrientos- fueron encontrados por una loba que, en vez de comérselos, fue inspirada por Lupercus para nutrirlo, consintiéndoles que pudieran la leche de sus pezones. Más tarde, los niños fueron encontrados por un pastor y su mujer (Faustolo y Acca Larenzia), que los adoptaron y educaron. Romolo era, de los dos, el más inteligente y sabio, mientras Remo era el más fuerte y competitivo. Un día como cualquier otro, los hermanos fueron sorprendidos por unos bandidos que trabajaban por Numitor. Encarcelan a Remo y casi descubre que era el hijo pedido de Rea Silvia, pero antes de esto logra escaparse y encontrase de nuevo con Romolo. Juntos, reunen un pequeño ejército con el cual atacan a Amulio, derrotándolo y dando Alba Longa su legítimo rey, Numitor.

Ahora, bajo la protección de Numitor y, finalmente, reconocidos como nobles, Romolo y Remo abandonan Alba Longa para fundar su propia ciudad a orilla del rio Tíber. El problema era que, dado que eran dos gemélos, no era posible escoger quién era el hermano mayor – al cual debería ser expedido el derecho de fundador, como era habitual en aquellos tiempos. Para decidir que deberia ser el fundador de la ciudad y el privilegio de darle un nombre, ambos subieron a una colina (Romolo en Palatino, Remo en Avetino) aspectado alguna señal de diós. Remo vio primero seis buitres, pero Romolo vio más de doce un poco más tarde: y de un empujón, Romolo mata a su hermano Remo, convirtiéndose en el fundador de la ciudad llamada Roma.
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