Inicialmente, permaneció reservado para las clases altas de la sociedad, pero a lo largo de los siglos se extendió ampliamente entre la población y ahora todo el mundo, al menos una vez en su vida, ha probado este placer divino. Con el tiempo, obviamente, se han buscado diferentes formas de trabajarlo y de enriquecerlo para llegar a contar con diferentes tipos de chocolate, existiendo muchas más de las que pensamos. Para tener una mejor idea, aquí están las cuatro variedades principales y sus respectivas características.
NEGRO: un sabor brillante, amargo y persistente, el chocolate negro es el más intenso de sabor y la variedad con el mayor porcentaje de cacao. De hecho, para ser llamado como chocolate negro debe consistir en al menos un 35 % de cacao, pero a menudo se parte de 70 % hasta más del 90 % para los verdaderos amantes de este sabor antiguo y fuerte.
LECHE: Más suave y blando, el chocolate con leche como su nombre indica está hecho de azúcar y leche, con un porcentaje de cacao que debe ser de al menos el 25 %. Añadiendo otras grasas de la leche se obtiene un mejor chocolate con leche, de sabor más cremoso y «cándido». Lo prefieren generalmente los niños y es muy sensible al calor.
GIANDUIA: Esta avellana es una variedad nacida en Turín, a mediados del siglo XIX, donde al delicioso chocolate se le añaden estas avellanas finamente trituradas. A menudo, se utiliza el chocolate con leche para satisfacer a los más golosos Más brillante y limpio, es bien conocido en Italia, pero ahora se ha extendido en todo el mundo.
BLANCO: El chocolate blanco se hace mezclando manteca de cacao, azúcar, leche o productos derivados de ella. Tiene un sabor muy dulce y, por lo tanto, a menudo se utiliza en repostería para preparar un mousse, la panna cotta y otros postres deliciosos. El hecho es que, en teoría, no es ni siquiera un chocolate, ya que no contiene cacao puro.
Finalmente, a todos estos tipos de chocolate, se les puede añadir otros ingredientes para enriquecerlos, tales como nueces, almendras, avellanas, pistachos y también sustancias aromáticas -de los cuales la más común es la vainilla. Con todo esto, sea cual sea la forma en que se presenta o como esté elaborado, la verdad es que esta antigua semilla aún conserva todo el encanto y sabor como antiguamente, manteniéndose así como siempre se le ha conocido: el alimento de los dioses.