Tradicionalmente se dice que el motivo que encendió la revuelta fue la provocación de Violetta, la hija de un molinero que era forzada a casarse con el barón de Toniotto. Cuando éste la llamó para casarse, ésta lo emborrachó y lo decapitó, animando a los ciudadanos a enfrentarse contra la aristocracia. Siglos más tarde, cuando los terratenientes no eran nobles pero sí más ricos que sus paisanos, el pueblo se revolvió rechazando los sacos de judías que los señores les ofrecían como acto de piedad. Asi pués, usaban las judías como proyectiles que lanzaban contra los arrogantes tiranos.
Des de la Edad Media estos eventos han sido recreados de una manera u otra en cada carnaval. En el siglo XVII, sin embargo, un tercer evento tuvo lugar. La celebración de las judías lanzadas por la ventana, se transformó en el lanzamiento de flores, confeti y fruta rara – en particular por parte de las chicas, que se los lanzaban a los chicos más guapos para hacerse notar. Cuando la fruta rara en cuestión era pero, naranjas de la costa francesa, estas al ser lanzadas hacían más daño de costumbre y los chicos se las volvían a lanzar a la chicas para defenderse. Empezó así una batalla que se popularizó tanto que las fuerzas militares del momento la denominaron como un “juego peligroso” intentando prohibirla sin resultado.
Así pues, reconocida actualmente como tradición de Ivrea, la Battaglia delle arance que se desenvuelve en los últimos tres días del Carnaval, reuniendo alrededor de quinientas personas divididas en nueve equipos de lanzadores y un escuadrón de cincuenta caballos que representan el ejército de la aristocracia. La idea es simple, golpear a tus oponentes lo más fuerte posible con las naranjas para dejarlos fuera de juego mientras el escuadrón avanza desde la parte antigua de la ciudad: los jueces tratan de mantener el control en el caos y establecer un ganador al final del tercer día. La batalla puede llegar a ser muy intensa y peligrosa. Aquellos que no desean ser implicados en la ella deben llevar un casco rojo y los turistas suelen situarse detrás de una valla metálica mojados pero al menos a salvo de los golpes. La batalla tiende a hacer sombra a los otros eventos del Carnaval de Ivrea, alguno de ellos históricamente interesantes – la mayoría de la era napoleónica. Pero, ¿qué otra cosa podría superar una batalla con cientos de toneladas de naranjas?