Las Cuevas de Castellana, en la provincia de Bari, son uno de los complejos espeleológicos más importantes de Italia. Estas cuevas se caracterizan tanto por su extensión como por su extraordinaria formación. El sistema de cuevas de Castellana es el resultado de la acción erosiva de un río subterráneo durante miles de años, curso de agua que ha excavado y modelado la roca calcárea típica de Murgia Barese, dando vida a un recorrido de unos 3 kilómetros de túmeles suberráneos divididos en dos recorridos.
La primera exploración de las Cuevas fue en el siglo XVIII. Pero el auténtico descubrimiento de las Cuevas como tal fue en 1938, gracias al espeleólogo Franco Anelli, que se adentró en estas enormes cavidades de estalagtitas y estalagmitas que llamó Cuevas Blancas, Caverna del Altar, Caverna de la Cúpula y Pasaje de Pesebre, en el que se puede ver una estalagtita denominada Virgen de la Cueva.
La acción erosiva sigue todavía. Un ejemplo de ello es el derrumbamiento de la cueva de entrada, a través de la cual pasa la luz del sol. Es una cueva profunda de 60 metros y es conocida como La Grave: desde aquí inicia el recorrido visitable, más o menos un kilómetro, pero también se puede seguir el recorrido más largo, de unos tres kilómetros. Las etapas posteriores son la Cueva Negra (o Cueva de la Loba Capitolina), la Caverna de los Monumentos, la Caverna de la Civetta y el Corredor de la Serpiente. Para llegar a la Caverna del Precipicio y al Pequeño Paraíso hay que atravesar en Corredor del Desierto. Al final se encuentra la Caverna de la Torre de Pisa, con un precioso lago. Pero todavía hay más. El Corredor Rojo, la Caverna de la Cúpula, el Lago de los Cristales y, finalmente, la Cueva Blanca.
Las Cuevas de Castellana son una gran atracción turística y esto e debe a su extraordinaria belleza y sus específicas características. De hecho, en Castellana se produce un fenómeno realmente extraño: estalagtitas y estalagmitas, largas formaciones laterales, y no verticales, surgidas por la acumulación de sedimento calcáreo. Este “efecto especial” está conectado con el viento y con a composición de los minerales presentes, y supone un elemento realmente único en el panorama espeleológico italiano.
Este sistema cársico no ha sido del todo explorado, ya que en 2006, después de una extracción de materiales de las Cuevas, ha salido a la luz un paisaje que pomete interesantes descubrimientos. Igualmente, algunas investigaciones han permitido hipotizar la existencia de otros túneles que se desarrollaron de la vorágine inicial.
Estos majestuosos ambientes subterráneos constituyen el hábitat de una rica fauna compuesta por crsutáceos, escorpiones, coleópteros y demás insectos, una especie de zoo de las profundidades terrestres.
En las Cuevas hay toda una serie de talleres y actividades didácticas, y también el “Hell in the Cave”, una manifestación cultural considerada “el más grande espectáculo aéreo suberráneo del mundo”, que cada año atrae a miles de personas.