Cuando Ludovico Sforza el Moro decidió trasladar su corte de Milán a Vigevano, haciendo de ella su residencia estival, llevó consigo a su esposa Beatrice d’Este y su corte, dos consultores de excepción: Leonardo da Vinci y Donato Bramante. Era 1493 y la influencia de estos dos gigantes ha sobrevivido hasta nuestros días.
Vigevano es una hermosa ciudad en la provincia de Pavía, conocida hoy por las numerosas empresas de calzado y metalmecánicas. Desde sus orígenes longobardos en adelante siempre ha tenido un papel preeminente primero gracias a las familias milanesas de los Visconti y de los Sforza, luego como libre común y en época moderna como industria zapatera de nivel mundial y luego por la mecánica de precisión.
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Fueron precisamente los Sforza con Ludovico llamado «el Moro» los que hicieron de Vigevano una verdadera ciudad, modernizándola y haciéndola a medida de hombre, gracias también a la ayuda de Donato Bramante y Leonardo da Vinci. Leonardo perfeccionó en Vigevano sus estudios sobre las aguas, creando caminos subterráneos, molinos escaleras de agua para regadíos y armas.
Bramante nos dejó la estupenda plaza Ducal con la majestuosa torre hecha para el Moro en 1492, es larga 134 metros y ancha 48 metros, construida en tres lados con pórticos y fachadas homogéneneneas, en el cuarto lado encontramos la iglesia catedral de San Ambrosio, construida más tarde, lo que hace que la plaza sea aún más impresionante.
La plaza Ducal, creada para dar brillo a la ciudad, es la antesala de la entrada al castillo Visconteo-sforzesco. La plaza está dominada por la imponente torre de Bramante desde cuya cima se puede disfrutar de un panorama impresionante, con su reloj y las majestuosas campanas que resuenan por la ciudad. Desde las escaleras debajo de la torre se accede al patio del castillo y sus calles subterráneas lo hacen encantado.
Es precisamente en el castillo, un lugar mágico, donde encontramos la mayor presencia arquitectónica de Leonardo da Vinci, que llegó a Lombardía a la edad de 30 años, después de su experiencia en Florencia, donde produjo tres obras fundamentales que se conservan en los Uffizi. Querido fuertemente por Ludovico Sforza, inicialmente para ayudarlo en varios proyectos relacionados con sus ricos barrios milaneses, posteriormente para potenciar Vigevano.
Los estudios de Leonardo relacionados con los flujos de agua que luego confluyeron en el Código Leicester, incluyen sus observaciones sobre los flujos del río Ticino, río que hoy da nombre al parque a las puertas de Vigevano. Leonardo creó varios molinos, todavía visibles en la ciudad; otra huella importante la encontramos en las calles subterráneas y elevadas, de las que encontramos muchos dibujos, un ejemplo tangible es la intuición que tuvo Leonardo para ayudar a los mozos de cuadra a alimentar a los caballos que se encontraban en los establos del castillo, haciendo unas gargantas sobre los caballos para poder alimentarlos directamente; o en el diseño de los arcos majestuosos de las carreteras subterráneas que todavía encontramos hoy.
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Para celebrar su genio Vigevano ha creado una hermosa exposición permanente llamada Leonardiana, justo en el castillo, que alberga 24 de sus obras, reproducidas a altísima resolución, que permiten al visitante comparar sus dibujos y escritos de varias épocas como no se puede hacer en otros museos dedicados a él.
Un alto museo representativo de la presencia de Leonardo en Vigevano es el Eco museo della roggia Mora, situado en un molino del siglo XV, edificio querido siempre por Ludovico Sforza. A lo largo de los siglos, el molino ha pasado por muchas manos, hasta llegar a la Asociación Irrigación Este de Sesia, que en 2000 lo convirtió en un museo, albergando una exposición permanente de 50 modelos de madera en funcionamiento de los proyectos de Leonardo da Vinci con sus respectivos escritos.
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En este museo a la entrada encontramos un molino que funciona y gracias a su recorrido que se extiende a lo largo del jardín permite estudiar los flujos del agua como lo hacía Leonardo.
Estas dos exposiciones situadas en Vigevano permiten reconstruir el extraordinario modo de pensar de este hombre, sediento de saber, que escribía en cualquier trozo de papel que le llegaba a la mano y que se dejaba sorprender por el agua tratando de gobernarla.
En Vigevano, Leonardo da Vinci probablemente comenzó a trabajar en el proyecto del cenáculo, luego realizado en el refectorio de la iglesia de Santa Maria delle Grazie en Milán.
Y si la joven retratada por Leonardo en La dama con el armiño es identificable con Cecilia Gallerani, dama de la corte y amante del Moro, es probable que también el estudio de esta célebre pintura haya nacido en Vigevano.
Leonardo da Vinci ha dado nuevo brillo a Vigevano, haciéndola tan única y eterna como lo es él, y el genius loci de esta ciudad todavía brilla hoy.
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ARTICOLO A CURA DI VALENTINA BONAVITA