¿De dónde nace esta tradición? Los orígenes parecen muy antiguos, pero no es hasta el 1510 que la fiesta se convierte en lo que conocemos hoy. Se dice que en el 1510 llegó a Milán Gianneto Catiglione, primer gran maestro de las órdenes de los Santos Maurizio y Lazzaro, enviado directamente por el Papa Pio IV para devolver la fe y la devoción de los ciudadanos que no tenía una gran simpatía por la Santa Sede. La leyenda dice que Catiglione y sus hombres, temiendo una insurrección por parte de la población, distribuyeron dulces y jueguetes a los niños de la ciudad en el ingreso de la misma. Parece que los niños al recibir los regalos exclamaron “oh bej, oh bej” que en el dialecto local quiere decir “oh bonitos, oh bonitos”, dando nombre a la fiesta.
El mercadillo, actualmente, reune todos los alimentos invernales provenientes de todas las regiones italianas: castañas de Cuneo, dulces sicilianos, embutidos de Umbria, chocolate piemontese, quesos sardos y toscanos, frituras de todo tipo; no faltan, tampoco, los tenderetes con castañas y vin brulè (un vino caliente) capaces de calentar los días más fríos de Milán.
La feria del “Oh bej, oh bej” es una ocasión única para quien ama buscar en los tenderetes cada objeto artesanal original y proveniente de todas las partes del mundo – los tenderetes se dividen en secciones diversas, dedicadas a la Italia, a la Europa y a los Países extraeuropeos.
La feria del “Oh bej, oh bej”: ¡Una experiencia para gozar con los cinco sentidos!