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Maratea, la perla del mar Tirreno

Maratea es una ciudad costera donde la belleza de la naturaleza se mezcla armoniosamente con el arte y la historia, convirtiéndose en el destino ideal para cualquier tipo de viajero.

Parece casi suspendido entre el cielo y el mar a lo largo de la costa tirrena de Basilicata: la llamada «Perla del Tirreno» ofrece una mezcla de playas vírgenes, acantilados impresionantes, monumentos antiguos y una gastronomía envidiable.

Los orígenes y la historia de Maratea

Los orígenes de la «Perla del Tirreno» se remontan a la época de la influencia griega en el territorio. También el nombre «Marathia», que significa lugar del hinojo, revela la conexión con la cultura griega, mientras que el nombre «Thea Maris», es decir, Diosa del mar, subraya la importancia de su ubicación costera.

Al estar a medio camino entre el cielo y el mar, el antiguo Maratea alberga riquezas arqueológicas tanto en tierra firme como en el fondo marino, ofreciendo un vivo testimonio del paso de civilizaciones antiguas a lo largo de sus costas. 

El monte San Biagio fue escenario de dominaciones lombardas y normandas debido a su posición estratégica, transformándose a lo largo de los siglos en una fortaleza fortificada. Las torres costeras de observación erigidas por los sarracenos y las ruinas del castillo de Castrocucco también dan testimonio de la historia tumultuosa de la ciudad. 

Debido al crecimiento demográfico, el asentamiento original (Maratea superior) dio origen a Maratea inferior, el actual centro histórico. La destrucción de las murallas y gran parte de la ciudad fortificada de Maratea superior durante la ofensiva francesa del siglo XIX llevó a la fusión de los dos núcleos habitados, dando vida al actual Maratea.

La belleza natural de Maratea entre el mar y las playas

El paisaje de Maratea se caracteriza por la alternancia de playas de arena e imponentes acantilados que se elevan sobre las aguas del mar Tirreno, creando un panorama que encanta. ¿Cómo es el mar en Maratea? Es azul, transparente y se caracteriza por fondos que descienden lentamente.

La costa, de unos treinta y dos kilómetros de longitud, aclara uno de los motivos por los que ir a Maratea ofrece una serie de pequeñas calas y calas escondidas, accesibles solo por mar o a través de senderos inmersos en la vegetación mediterránea.

Cuál es la playa más bonita de Maratea es de difícil definición, aunque entre las más famosas está la sugestiva Cala Janita, una playa de arena negra engastada entre las altas paredes rocosas. 

Maratea: qué ver en la ciudad

Los numerosos monumentos y sitios históricos reflejan la historia de Maratea, aunque su símbolo indiscutible es la monumental estatua del Cristo Redentor o Cristo de Maratea, de veintidós metros de altura y colocada en el Monte San Biagio, con vistas a la ciudad y ofrece una vista espectacular de la costa y el Golfo de Policastro.

Además de la estatua del Cristo Redentor, es conocida como la «ciudad de las cuarenta y cuatro iglesias» debido a su rico patrimonio religioso, con iglesias, capillas, claustros y ermitas esparcidas por el territorio, entre los que recordamos la Iglesia de San Vito, la Iglesia de la Inmaculada y la Basílica de San Blas.

Mención aparte merece la Iglesia de la Gruta del Ángel, situada en una cavidad natural del Monte San Biagio (justo bajo la mano de Cristo), considerada por muchos como el lugar de culto cristiano más antiguo del territorio.

Los amantes de las actividades al aire libre descubrirán en Maratea un territorio con una amplia gama de posibilidades para probar.

Los excursionistas pueden aventurarse por los senderos que serpentean entre las cumbres del Parque Nacional del Pollino o incluso llegar al Parque Nacional del Cilento-Vallo del Diano o al Parque Nacional Appennino Lucano Val D’Agri Laggresonee.

Los amantes de los deportes acuáticos pueden disfrutar de las aguas cristalinas del mar Tirreno buceando o participando en excursiones en barco por la costa.

Foto : Unsplash

La deliciosa gastronomía de Maratea

El viaje a Maratea no puede estar completo sin probar los productos y platos típicos de una gastronomía que refleja su posición privilegiada entre el mar y la montaña. 

El pescado es el protagonista de la cocina local, con platos como la sopa de pescado o el bacalao a la lucana que deleitan a los paladares más exigentes. Además, los embutidos y quesos locales y las verduras cultivadas en las colinas circundantes son ingredientes fundamentales de la cocina marateónica.

Los más golosos podrán satisfacer el paladar con mostazas (galletas de pasta de almendras cubiertas de chocolate), acompañadas por el típico Crithmum, un licor a base de hinojo marino.

Maratea: cómo llegar

Maratea se puede llegar fácilmente incluso si se llega desde lejos gracias a los cuatro aeropuertos de las regiones vecinas (Lamezia Terme, Salerno, Nápoles y Fiumicino), desde los cuales se puede partir en coche o en tren para llegar a Maratea.

Los viajeros procedentes de zonas más cercanas pueden llegar a la ciudad en coche, recorriendo carreteras por el campo y pueblos o en tren disfrutando del viaje a lo largo de la línea ferroviaria. El autobús es una buena alternativa para aquellos que salen de los principales centros urbanos.

Copertina: Unsplash

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