A pesar de la disminución significativa en la era moderna, Nápoles sigue siendo uno de los principales centros culturales de Europa: es también el hogar de la universidad estatal más antigua del continente, ha sido una de las cunas del Renacimiento y la Ilustración en Italia y es considerada un punto de referencia mundial en el campo de las artes visuales y de la ópera. Esta hermosa ciudad es el origen de una forma distintiva de teatro, una canción de fama mundial y una tradición culinaria única que incluye alimentos que son iconos mundiales, tales como la pizza o el queso mozzarella, y su centro histórico es Patrimonio de la Humanidad. Para describir la belleza y la historia de la capital de la Campania ni cien páginas serían suficientes, pero entre todas estas maravillas, destaca sobrete todo una particularmente querida por los napolitanos, siempre conocido por sus grandes aficionados: el Estadio San Paolo.
Tercero en Italia por capacidad después de la Meazza de Milán y el Olímpico de Roma, con más de 60.000 asientos, también incluye una pista de atletismo de 8 carriles, tres gimnasios de usos múltiples, un gimnasio de boxeo, uno de fitness y una de pelea y artes marciales libres y orientales, que hacen del San Paolo la principal instalación polideportiva de la ciudad.
Así pues, quizás no sea de las más bellas o antiguas atracciones que se pueden admirar en Nápoles, pero sin duda es una de las más queridas por los napolitanos, grandes admiradores del fútbol. Un estadio de los más importantes de la Península, un templo del fútbol italiano en el fondo de una de las ciudades más sorprendentes del mundo.
