Este universo especial, donde la naturaleza, el arte y la historia se unen armoniosamente, es el escenario del Agroturismo La Gramola, que se encuentra precisamente en Isola Vicentina, un territorio dominado por colinas boscosas y pequeñas propiedades agrícolas. Siempre granja con vocación ganadera, la apertura de la granja se debe gracias al señor Mariano que, durante 15 años, dirige la compañía con la preciosa ayuda de su familia, punto de referencia de equilibrio y valor que, en su labor, ha marcado la diferencia. Después de la muerte de su padre y una carrera como albañil, Mariano se dedicó durante diez años la actividad del lechero, un antiguo arte que era crucial para su existencia futura, ya que le dio el impulso necesario para llevar a cabo un proyecto que todavía continúa con gran éxito en la actualidad. Así pues, La Gramola nació por su pasión por la tierra y el deseo de hacer un negocio de carácter turístico que ofreciera una auténtica experiencia casera y, absolutamente, naturalista. Entre las grandes cualidades que mejoran la rareza de esta empresa, cabe destacar que se trata del primero en especializarse en el cultivo de espárragos blancos en un territorio que, en contraste con la zona de Bassano del Grappa, nunca ha tenido una verdadero cultura de esta licitación vegetal.
De hecho, es a partir el pan – comida genuina por excelencia – del cual se deriva el nombre de «La Gramola» aparato usado por los fabricantes de pasta para hacer la masa más suave y homogénea. Sin embargo, estas no son las únicas delicias que La Gramola prepara con cuidado y amor. Deliciosas mermeladas, miel y espárragos en escabeche y agridulce completan la oferta. Poner sobre la mesa los sabores del campo y garantizar una alta calidad de la carne y las verduras producidas son los puntos clave de este pequeño refugio que da la bienvenida a amigos y clientes en un ambiente hogareño tranquilo. En realidad, la intención de los gestores ha sido siempre recrear un ambiente rústico y confortable con sabor a hogar, un oasis de paz donde pasar un día completo en la naturaleza acompañado de buena compañía, buen vino y deliciosas recetas sencillas y caseras propias del territorio.