Roma es una ciudad inmensa, multiforma, grandiosamente capital. Quizá la única metrópoli de Italia. Para viajes on the road, partiendo de una fotografía dedicada a la Isla Tiberina, haciendo un recorrido trasversal dedicado, más que a la imponente arquitectura que cuenta la historia y la gloria de la ciudad, a la exploración de una de las ciudades más mágicas de Europa. Italian Traditions te muestra un itinerario en Roma dedicado a descubrir las bellezas más escondidas de esta encantadora ciudad.
Itinerario en Roma: pasear por el centro
Saliendo de la Isla Tiberina, el corazón de Roma, conectada a las dos orillas por el Puente Cestio y el Puente Fabricio. La leyenda habla de una serie de sacos de grano que se depositaban en el Campo Marzio, un lugar de una belleza extraordinaria: una nave rodeada por las aguas del Tíber sobre las que siglos atrás estaba el Templo de Esculapio, el dios de la medicina y en donde ahora se puede ver, entre otras estructuras sagradas, una iglesia dedicada a San Bartolomé.
Atravesando el Puente Fabricio se llega al Teatro Marcello y al Pórtico de Octavia. Toda la zona fue edificada con templos, el Pórtico de Metello, un templo de orígenes griegos, y el Circo Flaminio. El encanto histórico de este barrio se debe a que se encuentra dentro del Gueto de Roma.
Y aquí se conserva mucha tradición judía de la capital, testimoniada por la presencia de restaurantes típicos- donde triunfa la receta de las famosas alcachofas y los restos de una historia marcada por signos, lápidas e incisiones. Un lugar ideal en que que pasear sin rumbo admirando el antiguo “paisaje urbano”. No mu lejos, en la misma orilla del Tíber, la famosa Boca de la Verdad aparece majestuosa dentro de la iglesia de Santa María de Cosmedín.
La Basílica de Santa María en Cosmedin
La Basílica, al lado del Foro Boario romano, se alza sobre una área que siglos atrás albergaba el Ara Massima de Hércules Invicto, inicialmente con el nombre de Santa María en Schola. La zona se carcaterizaba por la gran presencia de griegos. El primer testimonio relativo a esta iglesia es del 772, mientras que en el 782 el Papa Adriano I realizó un cambio en la zona aprovechando los bloques del Ara de Hércules.
Las sucesivas intervenciones de época medieval hicieron que la zona adoptase el aspecto que tiene en la actualidad. Conservando, amurallada bajo el pórtico de entrada, la llamada Boca de la Verdad. Se trata de una máscara gigantesca de un hombre barbudo al que la leyenda atribuye el poder de pronunciar oráculos, decir la verdad o enmascarar las mentiras.
Trastevere: el corazón de Roma
El itinerario en Roma continua: recorriendo el Puente Palatino se vuelve a la orilla derecha del Tíber, entrando en uno de los barrios con más sabor a auténtico de toda la ciudad, a pesar de todo el ajetreo turístico. El Trastévere, que deriva del latín “trans Tiberin”- más allá del Tíber- fue dominado inicialmente por los etruscos y posteriormente por los romanos, que lo conectaron al resto de la ciudad gracias al Puente Sublicio.
Aquí se encuentra la zona habitada por los marineros y pescadores, y colonizada por los judíos y los sirios Hoy en día, conserva la forma que adquirió en época medieval, con pequeñas y tortuosas, una especie de laberinto en el que la Roma más pobre se fue fusionando con la Roma noble. Los habitantes de este barrio, por tradición, se consideraban una parte de la población de la ciudad: hombres orgullosos de sus orígenes y mujeres de una belleza muy especial.
El encanto del barrio es todavía visible y el eco de ese mundo se escucha todavía en sus calles, en el recuerdo de los poetas Trilussa y Gioacchino Belli. Y en el inmenso efecto escenográfico que funde las casas de orígenes medievales, resalta el complejo monumental de San Miguel en Ripa Grande y la Basílica de Santa María, la residencia barroca de los nobles romanos, y la Fuente del Agua Paula.
Nuestro itinerario en Roma finaliza aquí, haciendo una parada en uno de los locales que pueblan el barrio, degustando una pinsa o un supplì y disfrutando del mágico ambiente de este barrio.