Situado en la costa adriática de la provincia de Campobasso, el pueblo de Termoli se encuentra justo en el meridiano que determina la zona horaria del centro-oeste de Europa. Visitar el Greenwich italiano significa llevar a casa un importante pedazo de historia y naturaleza local, expresión del sur más auténtico. La memoria de la cámara también se llena de asombro gracias a las numerosas vistas panorámicas que ofrece la ciudad.
Qué ver en Termoli
La historia de Termoli se remonta a la época romana cuando «Ternulum» era un importante puerto comercial, con un papel clave en el tráfico marítimo del Adriático. A través de los siglos, el pueblo ha sufrido la influencia de diversas culturas: la normanda, la lombarda, la suabia, la aragonesa, todas han dejado una huella indeleble en su arquitectura y su identidad cultural.
Al entrar en la ciudad desde el lado norte se notan inmediatamente las murallas medievales que rodean el «País Viejo», fortificaciones en defensa de las familias de pescadores que vivían aquí. La peculiaridad de este lugar es sobre todo en sus vistas al mar, en los callejones estrechos, ordenados y, a veces, silenciosos. El más famoso es el callejón de la Leva o «Rejecelle»: solo 38 cm de espacio en ancho, que obligan a pasar por turno. A quien correspondía la precedencia, en la época de las armas y los caballeros, era una cuestión que se decidía por el estatus social o por un duelo.
Entre los acontecimientos históricos que dieron forma a la ciudad destaca la construcción del Castillo de Suabia en el siglo XII, símbolo de poder y defensa contra las incursiones enemigas provenientes del mar. Dentro del Castillo se encuentra el Museo Cívico Arqueológico, cuya exploración permite a los visitantes comprender mejor la evolución y la cultura de la ciudad a lo largo de los siglos. Alberga una rica colección de hallazgos arqueológicos de la época romana y medieval, incluyendo cerámica, monedas y artefactos de bronce
En la base del Castillo, un poco escondido, está la primera sorpresa para los amantes de la fotografía y los bellos paisajes: un mirador desde el que se puede admirar toda la playa del paseo marítimo norte, las murallas que rodean el centro histórico y los trabucchi. Durante los días despejados, incluso es posible ver los picos de los Apeninos en el horizonte.
Otra parada obligada en la ciudad es la Catedral de San Basso, de arquitectura románica. También aquí no faltan las vistas sugestivas: subiendo a la terraza se puede admirar todo el burgo y el mar que lo acaricia.
La Catedral se encuentra en Piazza Duomo, el corazón del centro histórico. La plaza es también el lugar donde se desarrollan numerosos eventos y manifestaciones culturales, conciertos, exposiciones de arte y mercadillos artesanales. Durante el período navideño, Piazza Duomo se transforma en un hermoso belén viviente, con escenografías y decoraciones que recuerdan la tradición y el folclore de la región. Pero es en verano cuando se llena de voces y de vida, con cafés y restaurantes que acogen a turistas y veraneantes.
En la antigua sede del Palacio Episcopal, justo al lado de la Catedral, una experiencia inédita espera a los visitantes. Durante algunas obras de restauración aquí se han encontrado salas de la época medieval (que luego se reutilizaron de manera variada a lo largo de los siglos), incluyendo un almacén de 1200, una misteriosa cisterna, algunos cobertizos y un área de cementerio.
No te pierdas en Termoli: muchas actividades para aquellos que buscan deporte o relajación
En Termoli se viene también por el mar. El litoral se extiende por unos 10 kilómetros, entre playas de arena blanca finísima y aguas que han obtenido varias veces el reconocimiento de Bandera azul. Las playas, una treintena, son particularmente adecuadas para las vacaciones familiares, pero también amadas por los niños que, al atardecer, vienen a tomar un aperitivo. Los fondos, que se mantienen bajos durante varios metros desde el baño seco, invitan al juego a los más pequeños. No falta la posibilidad de excursiones en barco por la costa, mientras que en la zona de Río Vivo se dan cita los amantes del windsurf y el kitesurf y se puede alquilar el equipo.
Desde el puerto de Termoli las Islas Tremiti se alcanzan en poco más de una hora y es un itinerario que merece la pena considerar, por su naturaleza asombrosa, a la vez salvaje y etérea.
En la costa de Termoli se pueden visitar dos catapultas. Los trabuccos molisanos son una parte importante de la tradición marinera y de la cultura costera de la región. Se trata de estructuras de madera y metal, situadas a lo largo de la costa en los puntos donde el mar es más profundo y utilizadas por los pescadores para capturar grandes cantidades de peces sin tener que aventurarse en mar abierto.
Los trabuccos son considerados verdaderos símbolos culturales e históricos de la región. Algunos han sido restaurados y transformados en pintorescos restaurantes de pescado, donde los visitantes pueden disfrutar de delicias locales rodeados de un paisaje que toca el corazón.
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El sabor de Termoli
Termoli es famosa por su cocina que refleja la riqueza del territorio y su tradición culinaria. Los platos de pescado son los protagonistas de la gastronomía local, con especialidades como la pasta a la guitarra con salsa de pescado fresco y el «brodetto termolese», una sopa de pescado enriquecida con cigalas, calamares y salmonetes, cocidos lentamente en el pasado de tomate y enriquecidos con hierbas aromáticas.
No se pierda tampoco los productos típicos del territorio, como el aceite de oliva virgen extra y los quesos locales como el caciocavallo, el pecorino y la scamorza. Los mejillones, capturados en las aguas cristalinas frente a las costas de Termoli, se preparan de muchas maneras: gratinados al horno, en sopa o como ingrediente principal de deliciosos primeros platos. Las aceitunas se recogen a mano y se elaboran según técnicas artesanales y, naturalmente, constituyen una excelente adición a ensaladas, aperitivos y platos de carne.
Los eventos tradicionales en el pueblo de Termoli
La fiesta de San Basso, que se celebra cada año el 4 de agosto, es una de las manifestaciones más importantes. En esta ocasión es posible asistir a la procesión religiosa, durante la cual la estatua del Santo es llevada por mar desde la playa de Río Vivo a la de San Antonio a bordo de un barco pesquero ricamente adornado. Es tradición que durante la fiesta nadie se bañe en el mar como signo de devoción.
Otros eventos que no debe perderse en el pueblo son las ferias gastronómicas y vinícolas, que permiten a los visitantes disfrutar de los sabores auténticos de la cocina local. El último fin de semana de agosto se celebra, por ejemplo, el festival del pescado, acompañado de espectáculos pirotécnicos y actuaciones musicales
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